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El Modelo EFQM 2020 y el cómo afrontar el futuro de la educación

El futuro de la educación está en un momento crucial. La crisis del COVID19 ha acelerado la necesidad de contar con un modelo de gestión que permita la asegurar la agilidad de los procesos y poder cubrir las necesidades del activo más importante que son los alumnos.

Un Modelo educativo desfasado

El colegio, tal y como lo conocemos hoy en día, no ha evolucionado de forma contundente en los últimos 20 años. Más allá de haber sufrido innumerables reformas educativas que no han hecho otra cosa que disminuir la exigencia y por ende el desarrollo del talento de los alumnos, la educación se encuentra ante el reto de transformarse de forma global.

Más allá de innovaciones pedagógicas, los colegios y otros centros educativos deben afrontar la necesidad de trabajar la gestión. Liderar las organizaciones educativas no es tarea fácil. Hay resistencia al cambio, sobre todo por parte, en muchos casos, de los equipos docentes y también la concentración de esta responsabilidad en unas pocas personas.

Veamos cuáles pueden ser las claves de esta transformación y cómo el Modelo EFQM 2020 puede ayudar a cada organización.

Apostar por el propósito y la cultura

El propósito y la cultura es el gran reto de inicio dentro de la educación. A todos los comunes compatriotas se nos llena la boca a la hora de solicitar del estado una educación publica y de calidad. Lo que parecen desconocer, es que dentro de estas instituciones públicas el concepto de tener un propósito e incluso la gestión de la cultura interna que se debe dar a la educación es inexistente. La cultura ha sido una exclusiva prácticamente monopolizada por la educación católica en los últimos 200 años y mejorada por los colegios de élite en los últimos 30. Todo lo que sea negar esta realidad es hacerse trampas al solitario.

La educación desde el punto de vista de gestión es siempre parte de instituciones privadas y con ánimo de lucro por mucho que se ponga en tela de juicio el concierto educativo y su validez a medio plazo. Si queremos que el modelo sea sostenible necesitamos ordenar de forma meritocrática los colegios públicos de educación infantil y primaria, institutos públicos y someterlos a rendición de cuentas de forma clara y transparente.

Del mismo modo, tenemos que exigir a la educación concertada una apuesta por la calidad, por el talento interno y por la mejora continua, haciendo que el propio modelo sea sostenible en el tiempo y reconocido por sus resultados sobresalientes.

Liderazgo interno distribuido y transformacional

El liderazgo interno en las entidades educativas es muy pobre. Seguimos observando modelos de liderazgo muy centrados en personas clave. Esto hace que la toma de decisiones, la capacidad de gobernar internamente y la operativa diaria se vea sometida al criterio de unos pocos, no siempre preparados, no siempre con toda la información para poder avanzar. 

Para poder mejorar este aspecto es necesario que las organizaciones educativas desplieguen un modelo de liderazgo global plenamente distribuido a todos los niveles de la organización.

Las direcciones ejecutivas: deben dirigir, establecer la visión y la estrategia y establecer una cultura apropiada de forma interna. Deben ser influyentes, tanto con alumnos y familias como con toda la comunidad educativa. Como gestores, deben establecer relaciones de confianza tanto con aliados como con los reguladores, permitiendo posicionar a la institución con una imagen de marca reforzada.

Las jefaturas de estudio y equipos directivos: deben apoyar en el diseño y gestión de la propuesta de valor. Cada vez cobra más importancia la necesidad de que este concepto cale en las instituciones educativas. Las jefaturas deben implicarse en el control y en la gestión de los proyectos. Deben controlar los procesos, los datos y los resultados que permiten saber como funciona cada una de las etapas educativas, cada uno de los servicios, cada una de las actividades docentes y extraescolares. Ya no sirve de excusa el tengo mucho trabajo o el decir que «bastante tengo con dar mi clase y controlar mi departamento». Es hora de que se ponga todo el talento disponible en ser capaz de estudiar, analizar y tomar decisiones. Hemos perdido años preciosos en ese sentido y muchas instituciones van a tender a la desaparición.

El profesorado y personal de servicios: deben entender la importancia de su trabajo, deben comprender que cada una de las tareas que realizan contribuyen a una estrategia y que esa responsabilidad no se puede trasladar. El cumplimiento de plazos y tiempos, el uso de herramientas comunes, la gestion de la comunicacion de forma fluida son elementos que tendrían que ser de obligado cumplimiento en cualquier centro educativo.

 

Control del Riesgo Operativo

El riesgo es el gran olvidado dentro de la gestión educativa. No existen comités de riesgos y dentro de los equipos directivos es una constante olvidar los riesgos del negocio y los operativos.

Un ejemplo es la dejadez en intensificar el marketing en los periodos de matriculación o la ausencia de análisis de oportunidades o amenazas en el entorno como consecuencia de pensar que somos buenos. 

La mayoría de las crisis que suceden dentro de los colegios ocurren por la ausencia de gestión de las alarmas. Nunca saltan las alarmas si una dirección no toma una decisión ágil, nunca saltan las alarmas ante una posibilidad de conflicto, nunca saltan las alarmas ante cambios normativos y siempre se echa la culpa a terceros. Realmente se es muy poco proactivo ante el riesgo y sus consecuencias. Todas, absolutamente todas las decisiones son tomadas por una persona, en general, la dirección general. El resto de personas de la organización, ni documenta, ni activa ni toma decisiones. Hay que insistir en lo dicho en el punto anterior, o se empodera de forma real a las personas o las entidades educativas se condenan al fracaso.

Medir lo importante

Todas las mejoras que podamos asumir desde la gestión pueden quedar vacías de contenido si no se mide el resultado de cada una de las actividades que son importantes para la organización y su ecosistema. Si, cada vez es más importante concentrarse en satisfacer las necesidades de los grupos de interés que componen el ecosistema educativo. Está claro que la atención centrada en el alumno es esencial, a la par que el proyecto educativo. No obstante es necesario que se establezcan políticas y mediciones continuas de indicadores e información clave para conseguir los diferentes propósitos de la organización. 

Debemos asegurar que los alumnos y familias cada vez estén más satisfechos y que trasladan esa confianza a cada uno de sus marcos de influencia. Es necesario que tengamos la certeza de que el nivel educativo y el nivel de cumplimento de necesidades está compensado.

Debemos asegurar un espacio de desarrollo del talento para la comunidad de personas que nos rodea, permitiendo que el profesorado y el personal se desarrolle en plenitud y sean partícipes de una comunidad cada vez más feliz. Los colegios y resto de instituciones deben apostar por las direcciones por objetivos, la gestión y mejora de competencias para la educación y la interacción y feedback de sus profesionales.

Los colegios deben ser rentables y están obligados a controlar sus riesgos económicos y financieros. Se debe cambiar el paradigma de que la educación no puede ser negocio o método de vida. Esa no es la realidad. Ya no vivimos en el siglo XX, ahora en la educación moderna, las mejoras de los proyectos pedagógicos requieren inversión, retornos, explotación y mejora de recursos y colaboración de los padres, que se vuelven un inversor más. Si el colegio no es cada vez más sólido en lo económico y demuestra su capacidad de hacer frente al futuro perderá su principal activo.

Y, por último, una institución educativa tiene una influencia absolutamente decisiva en la sociedad que impacta. Un colegio es fuente de innumerables actividades sociales, culturales, deportivas que afectan no solo al talento social futuro sino a la paz del presente. Actúa como motor de la comunidad, se une ante los problemas personales y colectivos y pone toda su operativa a favor de quien más lo necesita. No ser consciente de este valor y no saber reportarlo sigue siendo la gran, y valga la redundancia, asignatura pendiente.

Si estás interesado en saber más sobre los retos de la educación puedes asistir al Webinar ‘Cómo afrontar los cambios del nuevo Modelo EFQM 2020 en el Sector Educativo‘ el día 27 de mayo.